La Organización Mundial del Turismo (OMT) alertó sobre una de las consecuencias que traerá al turismo la pandemia del COVID-19: el freno la tendencia al alza que se tenía para facilitar los viajes internacionales.
El cierre de fronteras y las restricciones de viajes impuestas por los países afectados impactó en 96% de los destinos turísticos del mundo, de acuerdo con el más reciente informe de la OMT.
Esto romperá el avance que se tenía para facilitar los viajes internacionales, tema al que le daba especial seguimiento el organismo de las Naciones Unidas, y que mostraba una tendencia hacia una mayor apertura.
Sin embargo, el brote del COVID-19 interrumpió de forma impensable esa racha, pues hasta el 6 de abril, 90 destinos habían cerrado totalmente sus puertas al mercado internacional, y 40 restringieron el acceso a viajeros de determinados países.
Barreras en el mundo
En el estudio de la OMT se observa que, desde enero, África, Asia-Pacífico y Medio Oriente cerraron al 100% el ingreso, para amortiguar la propagación del coronavirus. En América Latina esta proporción alcanzó al 92% y en Europa el 93%.
Las cuatro medidas de restricción clave que detectó el organismo y que impedirá el pronto retorno de los viajeros internacionales son:
1. Cierre completo o parcial de las fronteras
2. Restricciones según la nacionalidad (pasajeros procedentes de X país, no ingresan).
3. Suspensión total o parcial de vuelos.
4. Requisitos adicionales como cuarentenas obligatorias, autoaislamiento, revisiones médicas e incluso invalidación y suspensión de emisión de visados.
Solución necesaria
La OMT teme que con el retorno gradual a la “normalidad” en los destinos turísticos pasada la pandemia, no se liberen con prontitud estas limitaciones de viaje.
El secretario general del organismo, Zurab Pololikashvili insta a los gobiernos a revisar de manera continuada las restricciones a los viajes y a flexibilizarlas o levantarlas tan pronto como pueda hacerse de forma segura.
De no hacerlo, “podrían perderse millones de puestos de trabajo, y el progreso alcanzado en los ámbitos de la igualdad y el crecimiento económico sostenible podría revertirse”, asegura Pololikashvili.