Los millennials viajan de manera diferente a como lo hacen las generaciones anteriores. Y no tiene que ver simplemente con la tecnología, que sólo la ven como el medio que les permite disfrutar de nuevas experiencias.
Porque es precisamente eso, las experiencias auténticas, locales y personalizadas, lo que más valoran, algo que los hoteles no deben perder de vista.
En la batalla competitiva que libran hoteleros y viviendas vacacionales, lideradas por el gigante Airbnb, los primeros tienen a su favor el servicio al cliente, que han de consolidar como su principal atractivo ante los millennials. Sólo tienen que replantearse las experiencias que les ofrecen, tanto en sus instalaciones como en su entorno, convirtiéndose en catalizadores de la oferta turística del vecindario en el que se enclavan para facilitar a sus huéspedes la inmersión total en la comunidad local, como ya hace el portal de pisos de uso turístico.
Eso sí, adaptando y promocionando esas experiencias locales a su perfil de cliente, asociándose con empresas y eventos de la zona que respondan a sus preferencias.
Ofrecerles esas experiencias personalizadas permite al hotel crear una conexión emocional con sus huéspedes, que se puede ver potenciada a través de las redes sociales antes, durante y después de su estancia. De este modo se les hace sentir miembros valorados de la comunidad, ganando su fidelidad hacia la marca.
Éste también puede ser el canal adecuado para escuchar qué buscan los usuarios para poder ofrecerles así las experiencias y servicios que están demandando.
Unas experiencias que, además de ser auténticas y locales, han de tener un común denominador: que valga la pena captar y compartir en esas mismas redes sociales. No en vano en muchas ocasiones los millennials valoran más lo que pueden compartir que incluso lo que pueden tener. Las tendencias de futuro apuntan en este sentido hacia más storytelling y personalización.
En cuanto a las instalaciones, también se modifican para atender los nuevos gustos y necesidades, con habitaciones más pequeñas para dar más espacio a las zonas comunes donde los clientes puedan socializar.
Redacción
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