Reflexión desde la frontera, pestañeo inconciente: Francisco Moreno

No es necesario hacer un gran recuento para comprobar que lamentablemente los malos ejemplos son fácilmente más imitados que los buenos ejemplos. ¿Acaso será parte de nuestra cultura el caer en aquellos hábitos que en algún momento criticamos severamente? Las razones pueden, según nosotros,  estar justificadas o no.

Al final, probablemente la miopía que nos provoca la desesperación basada en la incertidumbre derivada de los actuales acontecimientos atípicos y la contracción de la economía global genera un pánico paralizante o bien, induce a modificaciones en el criterio. Hay quienes reaccionan siendo innovadores, otros más reaccionan siendo estratégicos y otros reaccionan generando “reservas de agua” individuales que terminarán diluyéndose entre sus dedos inevitablemente.

Basta recordar que hace poco. 
Al saberse el decreto de término de funciones del Consejo de Promoción Turística de México, argumentando entre algunas otras razones, la falta de transparencia, de eficacia y la incongruente asignación de recursos a ciertos proyectos, que si bien eran de cuestionables y debían corregirse bajo investigación y comprobación, sin duda se hizo de lado lo que no se habló en ese momento.

  • Me refiero a lo que sí se lograba con este recurso, se omitió la eficiencia y basta experiencia de algunas oficinas en el exterior para promover la marca país y el gran apoyo que se brindó a los destinos mexicanos con vocación turística, en el exterior.

Hablemos de la promoción realizada en los Estados Unidos, además de la implementación efectiva de los cooperativos que permitieron a los Destinos Emergentes alcanzar grandes y efectivos objetivos de promoción en el extranjero que con presupuesto propio y unitario simplemente no son viables.

Hablemos del DNR (Derecho de No Residentes)
Impuesto que paga el visitante extranjero para ingresar al país por motivos no remunerados y que se destinaba a atender necesidades del sector turístico y al estipular más dependencias destinarias no necesariamente turísticas, se convirtió en fondo de financiamiento para proyectos con beneficios regionales desiguales.

Evidentemente, cuando esto llegó a oídos de los destinos y empresarios turísticos, no dejó buen sabor de boca y tocó replantear estrategias de promoción de los destinos y de la Marca País para poder representar dignamente a México en el exterior y evitar que la inercia competitiva de destinos Latinoamericanos como Colombia, Costa Rica entre otros, no “nos alcanzara” tan rápido, ni fuera tan avasallante.

Fue entonces cuando pensamos que podríamos reorganizarnos y hacer algo, sin embargo lo mejor estaba por venir y la inesperada actualidad, la nueva normalidad, la incertidumbre de salud y el golpe económico al sector turismo provocó hasta a los más ecuánimes y pensantes.

Comenzaron a cancelarse algunos presupuestos de promoción en diferentes Estados de manera temporal, después se expropiaron presupuestos totales de promoción turística de algunas oficinas importantes. Incluso los empresarios solicitaron la condonación del pago del Impuesto Sobre Hospedaje que alimenta a las oficinas de promoción  con la justificación de darle apoyo a los empresarios hoteleros aunque esto implicó condenar a las oficinas de promoción por la insuficiencia presupuestaria para implementar programas de trabajo agresivos a nivel nacional y mucho menos internacional claves en este momento por cierto.

El criterio de que el viajero no regresará mañana es corto pues las decisiones de viaje no son inmediatas y sin una promoción acorde y puntual a los segmentos y correctamente implementada, los destinos emergentes se verán en una grave encrucijada ante los grandes destinos nacionales de Sol y Playa que están conscientes respecto a que también competirán por el mercado interno y están preparados para ello.

¿Qué decir del futuro del Turismo de Reuniones?
Ese rubro sí que deberá esperar y mucho más en lugares sin promoción y sin una estrategia sólida de recuperación para la debida atracción que desde siempre se trabaja a mediano y largo plazo.

¿Que sucedió?…como reflexioné al inicio. 
En un abrir y cerrar de ojos el dinero que genera el visitante se lo llevó el tren, literalmente, cuando menos el del extranjero (DNR) y los otros, (ISH y/o Fondos Mixtos) se optó por un uso con tintes de desesperación, la falta de conciencia, el poco valor en la práctica hacia el precepto de que el turismo lo hacemos todos.

Somos una cadena de valor tan trasversal que alcanza a otras economías formales e informales, la promoción de hoy es el visitante del mañana y la postulación de hoy a un congreso es el bienestar multiplicado del futuro para el destino y sus integrantes al lograrse la sede. Al final, la mayoría de los actores donde se presenten estas acciones de incongruencia, perderán. Perderán los destinos,  perderá la cadena de valor directa e indirecta, México perderá.

Estamos ante la verdadera oportunidad de demostrar que el Turismo es influyente y prioritario pero para ello debemos convertirnos en actores más colaborativos de nuestra propia industria y/o sector, más inteligentes, más creyentes de nosotros mismos, pero sobre todo, más consientes sobre el rol que el turismo representa como catalizador social y económico para nuestro país, porque el tener tantos atributos como país no garantiza el éxito si no se trabaja de manera coordinada.

Me toca admitir que Una Verdadera Cultura Turística de Inteligencia Colaborativa, Conciencia Colectiva y Cuidado Ambiental es un modelo aún lejano para nuestro México y sus Destinos.

Por: Francisco Moreno Villafuerte