“No al Tren Maya sobre los cenotes y cuevas de Quintana Roo” es la demanda que publicó el usuario Pedro Ortega el pasado 8 de febrero, y a una semana de su lanzamiento ya supera las 50 mil firmas.
El llamado se basa en la postura del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), que detectó diversas problemáticas en el proyecto más emblemático del turismo para la actual administración.
De acuerdo con el organismo, el Tren Maya provocará daños irreversibles a la vegetación, suelo, agua y diversidad biológica, al atravesar la selva del sureste de México, el segundo pulmón forestal de Latinoamérica después de la Amazonia.
El análisis añade que el plan no ha sido decidido por el pueblo maya, sino que solo busca adueñarse de la denominación cultural de esta comunidad indígena para hacerlo más amigable.
Si bien, la obra de 1,500 km que conectará los cinco estados del sureste de México en 19 estaciones busca promover el desarrollo económico, social y medioambiental de esta región del país, hay escasa información oficial hasta el momento.
CEMDA expone que no se hicieron públicos el Proyecto Ejecutivo, la Manifestación de Impacto Ambiental, se desconoce el trazo final del tren, y aunque se aprovechará la infraestructura ferroviaria que existe, 68% del recorrido tiene que gestionarse todavía.
En relación a la consulta indígena que se llevó a cabo en 2019 para conocer su opinión y asentimiento del proyecto del Tren Maya, el Centro indicó que la Oficina de México del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas calificó de negativo el proceso de consulta, al incumplir con los estándares internacionales ratificados por México en la materia.
Riesgos e impactos del medio ambiente del Tren Maya
La presente súplica lanzada en Change.org para frenar totalmente el Tren Maya se enfoca en el daño al sistema de cenotes, ríos subterráneos y cavernas que hay en el subsuelo de la península de Yucatán.
Especialmente, la obra del Tramo 5 que correrá de norte a sur de Quintana Roo puede traer un impacto deforestado intenso, y no estima los más de mil kilómetros de cuevas, lagunas, manglares y cenotes explorados tan solo entre Playa del Carmen y Tulum.
La extinción de flora y fauna, con especies como cedro, mangle, distintas especies de palmas, así como jaguar, ocelote, tlacuache, mapache, cocodrilo, puma, guacamaya, flamenco, tucán, entre otras, se verán dañadas con el progreso del Tren Maya.
Destaca además el problema que causará la sobre urbanización al no tener una organización del movimiento de pobladores de la zona, junto con la explotación de bancos de material que devastarán la zona forestal, se lee en la petición.
CEMDA añade que el proyecto del Tren Maya puede crear el desarrollo de una masificación turística, que, por experiencia, ha propiciado el despojo de tierras y tradiciones culturales, la comercialización de las culturas, aumento en precio de suelo y la inflación de los precios de los bienes en general.
El organismo garantiza que bastantes personas que se auto describen como nativos viven en las cercanías de las vías del ferrocarril, pero no fueron consultadas ni brindaron su consentimiento para su reubicación.
Postura contra el Tren Maya
Ante lo expuesto en su análisis, el Centro concluyó que el Tren Maya:
1. Transgrede los derechos humanos y no contribuye a impulsar la conservación del patrimonio cultural.
2. Debería garantizar la publicidad de toda la información sobre riesgos e impactos del medio ambiente y sociales, se debe garantizar la colaboración temprana y efectiva, se debe facilitar y asegurar la entrada a la justicia y la protección de las personas defensoras del medio ambiente.
3. No puede estar exento de llevar a cabo con la sostenibilidad ambiental ni social.
4. No debe poner en peligro el medio ambiente legalmente protegido en México.
5. A lo largo de su construcción, se debe garantizar en todo momento el estado de derecho, el bienestar y la libertad.