¿Cómo es viajar sin tecnología en pleno siglo XXI?

Cada vez son más quienes, se plantean aplicarse momentos de desconexión tecnológica, y las llamadas vacaciones de desintoxicación digital son una práctica al alza. Ahora una investigación revela el proceso emocional que viven las personas que desconectan del mundo digital mientras viajan por turismo.


En concreto, investigadores de la Universidad de East Anglia (UEA), la Universidad de Greenwich y la Universidad Tecnológica de Auckland han analizado cómo perder el acceso al móvil, a las LapTop, tabletas, redes sociales, herramientas de navegación y cualquier otra conexión a internet impacta en la experiencia de vacaciones de los viajeros, y cuáles son las emociones de esos turistas antes de desconectarse, durante su desconexión y después a conectarse.

Los resultados del estudio, publicados la semana pasada en el Journal of Travel Research, muestran que se detectó ansiedad inicial, frustración y síntomas de abstinencia entre muchos de los viajeros, pero que después crecieron los niveles de aceptación, disfrute e incluso liberación.

“En el mundo actual, siempre conectado, las personas están acostumbradas al acceso constante a la información y a los diversos servicios que proporcionan diferentes aplicaciones; sin embargo, muchas personas se están cansando cada vez más de la conexión constante a través de las tecnologías y hay una tendencia creciente de turismo digital-free o desconectado, por lo que es útil ver el viaje emocional que están experimentando estos viajeros”, afirmó Wenjie Cai, investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad de Greenwich y autor principal del estudio en el momento de presentarlo.

Según Cai, las personas que participaron en su investigación informaron que al viajar desconectados no sólo se habían relacionado más con otros viajeros y con residentes locales en su lugar de destino, sino que también pasaron más tiempo con sus compañeros de viaje.

Claro que renunciar a las herramientas digitales hoy día también implica renunciar a facilidades y servicios. Por ello, además de mirar las emociones, Cai y sus colaboradores utilizaron la teoría de las afordancias u ofrecimientos para comprender la pérdida o ganancia de oportunidades tecnológicas de quienes viajan “desconectados”.

Por ejemplo, hoy en día estamos acostumbrados a viajar con Google Maps para localizar nuestros destinos, de modo que cuando al viajero se le quitan las herramientas digitales pierde la capacidad de navegar, lo que causó ansiedad en algunos de los participantes en el estudio.

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En contrapartida, al hablar más con otros viajeros y con residentes locales, muchos informaron que recibieron excelentes consejos y aprendieron más sobre lugares de interés turístico, rincones y playas que no figuraban en sitios web o guías turísticas y en cambio acabaron siendo lo más destacado de sus viajes.

Los investigadores aseguran que estos hallazgos tienen implicaciones valiosas tanto para los operadores turísticos como para quienes gestionan destinos turísticos a la hora de desarrollar paquetes “offline” y también recorridos turísticos con tecnología inteligente, porque comprendiendo lo que desencadena las emociones negativas y positivas de los consumidores pueden mejorar los productos y las estrategias de márketing.

En este sentido, los resultados del estudio indican que algunos participantes aceptaron y disfrutaron de la experiencia de desconexión digital de inmediato o tras una resistencia inicial, mientras que a otros les llevó un poco más tiempo aceptar la ausencia de conexión. “Muchos también señalaron que estaban muchos más atentos y centrados en su entorno mientras estaban desconectados, en lugar de estar distrayendose con los mensajes entrantes, notificaciones o alertas de sus aplicaciones móviles”, relatan en su resumen los investigadores.

En total participaron 24 personas de siete países que viajaron a 17 destinos distintos, permaneciendo desconectados (la mayoría) durante más de 24 horas. Y una vez que se volvieron a conectar, los participantes explicaron que se sintieron molestos y abrumados en cuanto vieron todos los mensajes y notificaciones que habían recibido durante los días que pasaron desconectados, aunque algunos de ellos aseguraban que, visto que habían disfrutado más del entorno y de las personas durante la desconexión, pensaban hacer otras desintoxicaciones digitales en el futuro.

Con todo, hay algunos factores que parecen afectar a la experiencia de viajar desconectado. Los participantes en la investigación sufrieron ansiedad y frustración principalmente en los destinos urbanos, debido a la necesidad de navegación, acceso instantáneo a la información y búsqueda de recomendaciones digitales de otras personas. En cambio, los que viajaron a destinos rurales tendieron a mostrar más síntomas de abstinencia relacionados con la incapacidad de informar de su seguridad o de entretenerse.

Por otra parte, las conclusiones de la investigación también muestran que quienes viajan en pareja o en grupo muestran más confianza y se sienten más seguros desconectándose que quienes viajan solos. Y quienes sufren menos o incluso no mostraron síntomas negativos por la desconexión son quienes viajan con compañeros conectados, mientras que quienes viajan solos tienden a sentirse más vulnerables sin asistencia tecnológica que amortigüe las diferencias culturales o de idioma.

También lo pasaron peor los viajeros con muchos compromisos sociales o profesionales. De hecho, algunos participantes lo intentaron pero no lograron mantenerse desconectados durante sus viajes, bien porque no se sentían seguros y pensaban que se perderían o bien porque sentían que tenían compromisos que nos les permitían “desaparecer” y no estar disponibles.

Fuente: LaVanguardia